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Mostrando las entradas de julio, 2025

“Lo Que Vibra en Silencio"

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       Al final de todo, cuando el ruido se apaga y la piel ya no pide certezas, queda ese tipo de amor que no necesita ser explicado. Es un amor que llega sin golpear puertas, que se sienta en silencio junto a ti y te acompaña como si siempre hubiese sabido dónde encontrarte. No reclama espacio, porque ya lo habita. No promete quedarse, porque su presencia no se mide en tiempo, sino en intensidad callada. Es el amor que no busca cambiarte, sino sostenerte mientras tú te reconoces. A veces es apenas un gesto, una mirada tranquila, un silencio compartido sin incomodidad. Es ese amor que entiende que no todo debe arder para ser verdadero, que algunas llamas solo iluminan sin consumir. Y cuando lo sientes, sabes que nada falta. Que no hay exigencias, ni temores, ni contratos invisibles. Solo una paz profunda, como si la vida dijera: “Así está bien”.   El susurro detrás del cristal      Camila siempre cruzaba el mismo puente cada tarde. No...

Latidos Invisibles. 3

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           Acto Cuarto   La Tristeza Luminosa Hay una tristeza que no arrastra, que no encierra, que no asfixia. Es suave, casi transparente, como un velo que cubre el corazón pero no lo ahoga. No viene a destruirnos… viene a hacernos detenernos, mirarnos con ternura, reconocernos sin juicio. Es la tristeza que aparece cuando por fin nos damos el permiso de sentir. Cuando no escapamos de lo que duele, sino que lo abrazamos con respeto y con disponibilidad para sanar. Y es en ese acto, en esa rendición sin miedo, donde la luz comienza a filtrarse. La belleza de la vida no siempre se ve en la alegría, sino en la capacidad de transformarnos incluso cuando lloramos. Porque hay lágrimas que limpian, silencios que curan, pausas que enseñan. Y hay momentos donde, pese a la sombra, el alma decide encender una vela.   ¿Cuándo fue la última vez que tu tristeza te enseñó algo hermoso sobre ti mismo?             ...

Latidos Invisibles. 2

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               Acto tercero   El Deseo El deseo no siempre grita. A veces susurra, se esconde detrás de una mirada, de un silencio lleno de intención. No es sólo piel y pasión; es hambre de conexión, de sentido, de algo que nos haga sentir completos aunque sea por un segundo. Hay deseos que queman con dulzura, como una vela encendida en medio de una noche larga. Otros se esconden por miedo a ser descubiertos, a que la intensidad no sea compartida, o a que el mundo no esté listo para entender lo que arde dentro. Desear es reconocer que hay algo más allá de lo que tenemos. Es admitir que hay vacíos que solo ciertas miradas, ciertos gestos o ciertas palabras pueden llenar. Y también, es saber que no todos los deseos deben cumplirse… algunos existen solo para recordarnos que estamos vivos.   ¿Qué es eso que en silencio deseas, que aún no has dicho, pero que late fuerte dentro de ti?           ...

Latidos Invisibles.

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           Acto Primero    Sentir la ida A veces la vida se revela en silencios. No en los gritos, ni en las decisiones ruidosas, sino en esa brisa que acaricia sin permiso, en el calor del sol que no pregunta antes de abrazarte. Y de pronto el cuerpo deja de ser sólo cuerpo. Se convierte en instrumento, en radar, en refugio y testigo. Late con más intención. Respira con más alma. Vivir no es correr detrás del tiempo, es atreverse a detenerse en él. Es mirar cómo todo fluye sin querer retenerlo, sentir cómo algo se despide sin entender si fue parte de ti... o tú de eso. Es entender que estamos hechos de despedidas y encuentros, de ausencias que nos moldean y de presencias que nos salvan. Sentir la ida… Es abrir el pecho sin miedo a que entre el mundo y nos sacuda. Es escuchar cada emoción sin juzgarla, cada recuerdo sin distorsionarlo. Es saber que no todo lo que se va, se pierde… y no todo lo que se queda, permanece.   ...

El Espejo de los Gustos: Entre el Diseño y la Autenticidad

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  A primera vista, nuestros gustos —ya sea por el diseño de un objeto, la música que escuchamos o los lugares que soñamos visitar— parecen expresar nuestra más pura individualidad. Cada preferencia se vive como una brújula que apunta hacia nuestra esencia. Sin embargo, al mirar con más profundidad, descubrimos que esa brújula puede haber sido calibrada por fuerzas externas que moldean no solo lo que elegimos, sino también lo que creemos desear. El diseño, en sus múltiples manifestaciones —moda, arquitectura, productos cotidianos— no solo resuelve necesidades funcionales, también construye identidades. Pero, ¿cuánto de esa identidad es genuina y cuánto es influenciada? Las marcas, los algoritmos, las tendencias sociales, todos actúan como espejos sofisticados que nos devuelven una imagen de lo que “deberíamos” desear. El apego al diseño se convierte así en un vínculo emocional que, muchas veces, es sembrado por narrativas cuidadosamente diseñadas para hacernos sentir que somos q...